Ser libres es una maldición,
Tener, comprar, lucir, venderse y competir.
Claves de acceso al mundo real.
Mundo diseñado por ingeniosos arquitectos del destino colectivo.
Mundo arrogante e inhumano.
Poesía: piadosa virtud ya casi extinta.
Plásticas bellezas arañan el suelo con puntadas y siliconas.
Filosas lenguas resaltan lo peor del universo.
¿Poesía para qué?
Han decretado pecaminosas las ansias de volar.
Deberíamos arrastrarnos bajo el manto de deseos ajenos.
Viviríamos para cumplir los sueños que han esbozado para nosotros.
No seríamos capaces de erigir los caminos propios.
¿Alas para qué?
No precisaremos de la agonía al parir algún ideal.
No existirán motivos para martirizarnos con pasiones inservibles.
Tendríamos radio, televisión, cine, internet y sus hijos
Todos llenos de plomos hirvientes a ser vertidos sobre el plumaje
Si hacen ponzoñoso el aire aniquilador de pulmones ya lacerados
Si temen a las alturas.
Ignoran el placer al sentarse en alguna incierta nube
Entonces, ¿Alas para qué?
Se cuestionaban óvulos y espermatozoides
Ante el peligro de mutar en mariposas
Padezco cada instante sin tu voz
cada paso ausente de ti.
Y te sufro. ¡Claro amor, te sufro!
Gasto la vida en recordarte como esa fugacidad
Marchito las inmisericordes horas
Te sufro a ratos incompasibles.
En la soledad cómplice de sentimientos tentadores;
en la añoranza de alguna alcoba celestina,
En la apatía de todo alrededor que no seas tú.
Te sufro en los besos henchidos de pasión y lujuria
Me desangro amor.
Se desploma mi consistencia ya inestable y doliente.
Gravitan mis lágrimas en la infinitud de los deseos,
Entiende que te sufro.
Asido a la calamitosa incertidumbre del lugar
en la exigua dote de ternura ofrecida dadivosamente
!Te sufro amor!
Bendito hechizo lanzado sobre mi hereje osamenta.
Adorables maleficencias inoculadas en el cuerpo
Desasosegadoras siluetas de adioses.
Polvos mágicos de locuras y desenfrenos.
Por supuesto que sufro los desgarradores detalles.
Esta lluvia de frenesí, mutiladora de sueños y glorias.
Los aromas de perdición y sexo (con o sin sentido).
Los sufro, amor.
Los sufro aunque también los gozo.
También grito que soy dichoso depositario de tus desdenes.
Afortunado de romperme en ápices solo para sufrirte.
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